María

La Anunciación

María Inmaculada, símbolo y compendio de toda belleza, me enloquece y enamora.

Sor Consuelo del Inmaculado Corazón de María

El aspecto más característico de la espiritualidad de Sor Consuelo es el caminar en todo momento unida profundamente a María, con el deseo de imitarla para amar como Ella a Jesús.

Madre mía Inmaculada, enséñame a ser de tu Jesús por Ti, a estar con Él solo contigo, a vivir para Él imitando tu vida.

María le enseñaba a vivir plenamente para el Señor. Bajo la mirada de la Virgen María aprendió a abandonarse totalmente en manos de Dios, a responder a la gracia y a cooperar con ella en disponibilidad perfecta, para que el Espíritu Santo obrara en su persona, y a través de ella, para bien de la Iglesia.

“Entreguémonos por completo y con toda confianza a María sabiendo que su única ansia y finalidad es transformarnos en Jesús y hacer que le amemos y sirvamos con perfección. A ejemplo de Jesús entreguémonos por entero a María. Ella no nos quiere para sí sola. Si nos llamó para ser sus hijas de predilección fue para Jesús y para nosotras mismas, para Jesús en nosotras y en los demás”.

Realmente su amor a la Virgen la condujo a la unión que tanto deseaba con Cristo Jesús:

Dime Madre del alma cómo amas a Jesús para imitarte y quererle mucho y dar mi vida por El. Dime cómo haré para sumergirme y abismarme en su Corazón sagrado para no salir nunca de El y consumirme en ese fuego que abrasa su Corazón. No más ingratitudes, no más infidelidades que tanto te han hecho sufrir. Lejos de mí el mundo con todas sus riquezas y placeres y vanidades, quiero y es mi voluntad de ahora para siempre amarte cada día más y más hasta el infinito si pudiera ser

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