Hábleme de Dios

Al comienzo de su adolescencia se acrecienta en Sor Consuelo el deseo de conocer más a Jesús. Estas palabras, «Hábleme de Dios» son las que dirige a su confesor, el padre Marcial García, pasionista, el cual así lo atestigua:

Un día en el Colegio de la Divina Pastora, la Superiora, Madre Elena, me llamó para presentarme a Consuelito Utrilla, adolescente de 14 años, que estudiaba en el Colegio. Me la recomendó como una joya espiritual merecedora de cultivo.

P. Marcial García, pasionista

Un día estando de excursión con el colegio, en uno de los momentos de juego, ella se quedó junto al padre Marcial, que las acompañaba, y al preguntarle éste por qué no iba a jugar con las demás compañeras, le respondió con sencillez y firmeza: «Deje que ellas se diviertan, prefiero que usted me hable de Dios». Y estuvieron hablando de Dios mientras las demás bailaban.

Usted hábleme de Dios

Se atisba en ella ya en la adolescencia un rasgo que palpita, una inquietud que brota de su interioridad y le suscita un conocimiento concreto de quien ejerce en ella una atracción especial: Dios.

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